Sí, así es, me pintaron la aldea. Salí de mi mundo blanco y negro, me fui a vacacionar. Y cuando volví me habían pintado la aldea.
Mira, vos decime lo que quieras, que el arte, que el color, que la pluralidad... Yo vivía en mi mundo en ruinas, blanco y negro, (¿Qué otro color necesitaba?) Y ahora me pintaron la aldea. Y sí, soy reiterativa en el término, porque me enoja, porque no lo pedí, porque un día volví y la aldea estaba pintada. Además al parecer esto se expande, como bacteria. Los colores se reproducen, ahora todas las aldeas se pintan. Hasta aparecen un par de locos anónimos que salen como de una cueva, levantan la frente y cazan el pincel… Todos pintándome la aldea. ¡¿Me podes creer?! ¡La mía! la incolora, la aburrida. Incluso en el medio de esos locos de los pinceles hay unos que se creen parte del mar, y ¿no voy a la orilla del mar y me encuentro con que tiene color? Parece un chiste, ¡todo colorido! Miro para arriba y hay color, para donde mires hay color.
Parece que hay un montón de locos, faltaba que aparezca uno con el pincel para que todos salgan a pintar.
¿Qué? ¿Qué tengo? ¿Color? Y sí, me pintaron la aldea.
Cuadro: "Cita con lluvia", Leonid Afremov.
El texto hace referencia a
Que bueno. :)
ResponderEliminarAsí que te pintaron la aldea... que maleducados estos muchachos - pintarte la aldea y no avisarte. Podrá ser, che. Estoy indignado, jajaja :P
ResponderEliminarComo también le dije a Lola, estoy en guerra con el verbo y ésta guerra hasta las palabras me ha quitado... ya volveré, ya volveré a publicar (porque escribir todavía escribo, jaa...)
el color hace la diferencia...en el blanco y negro, sin matices, todos/as parecemos iguales y eso tranquiliza no?
ResponderEliminarBuen texto!